El descubrimiento del telescopio es atribuido al holandés Hans Lippershey y a Galileo Galilei en 1609.
Un telescopio, además de la evidente ventaja de agrandar los objetos, revela cuerpos celestes de débil luminosidad y por lo tanto invisibles a simple vista, gracias a que su objetivo es capaz de percibir más luz que nuestro ojo.
Un telescopio, además de la evidente ventaja de agrandar los objetos, revela cuerpos celestes de débil luminosidad y por lo tanto invisibles a simple vista, gracias a que su objetivo es capaz de percibir más luz que nuestro ojo.
Grupo de trabajo: Mathías Rodríguez, Cinthya Rodríguez, Micaela Ferreira y Belén Malfara
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